Durante años las mujeres han luchado por tener una representación más alta en la política, esto quiere decir, mujeres alcanzando escaños más altos en la gobernanza: en diputaciones, en la administración y legislación pública de los países, en la presidencia y en los parlamentos. Ellas exigen más responsabilidades, de gran calibre. En los últimos años se ha logrado un avance, en algunos países se ha establecido un porcentaje mínimo para la participación de la mujer en los puestos de gobierno, pero esto no es suficiente, no es lo que se esperaba.
Ejemplo de esto es el nuevo gobierno en Afganistán, donde los talibanes han tomado el cargo del país y ahora sus reglas y leyes establecidas son impuestas en todas aquellas comunidades. Esta semana los talibanes anunciaron la formación de un nuevo gobierno interino para Afganistán, pero lo más llamativo de este proceso es que ninguna mujer fue seleccionada para los cargos políticos. Esto, a pesar de que durante entrevistas recientes los talibanes prometieron respetar los derechos de las mujeres. La realidad de las cosas es que estos derechos no han sido respetados.
Otro ejemplo es la participación de mujeres como presidentas de un país. En América Latina, apenas nueve de ellas han podido llegar al poder máximo de la política del país (ser presidentas). De esas nueve presidentas, seis fueron seleccionadas de manera democrática y tres fueron nombradas de manera interina, es decir, sólo por un tiempo corto.
La política es un tema que siempre causa controversia, pero la lucha por la equidad y oportunidades de género, siempre ha existido de alguna u otra forma en el poder.
- Team One Way News
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